Biofuels Digest ha presentado recientemente varios informes especiales sobre los biocombustibles de aviación. Entre los temas tratados están las materias primas biocombustibles para la aviación, la investigación, la participación de las compañías aéreas, las perspectivas de comercialización y la formulación de políticas.
Algunos de los aspectos más destacados de los informes especiales:
(1) Materias primas: las algas, la camelina y los halófitos (plantas adaptadas a medios salinos, como la salicornia) se han identificado como potenciales materias primas biocombustibles para la aviación a «corto plazo»; también se están estudiando querosenos sintéticos obtenidos por tecnología de gas a líquido.
(2) Investigaciones: los resultados del Centro de la Universidad Metropolitana de Manchester para el Transporte Aéreo y el Medio Ambiente y del Instituto de Potsdam para la Investigación del Cambio Climático demuestran que «la aviación global ha sido la responsable del 4,7% del aumento medio de la temperatura global entre 1940 y 2005«; XPrize se creó «como parte del proyecto NextGen de la FAA, que entre sus objetivos tiene limitar el impacto ambiental de la previsible duplicación de la capacidad del tráfico aéreo para 2025».
(3) Participación de las compañías aéreas: varias compañías aéreas han realizado con éxito vuelos de prueba con biocombustibles de aviación obtenidos de diversas materias primas, y algunas tienen previsto utilizar en el futuro combustibles de aviación mezclados con biocombustibles.
(4) Perspectivas de comercialización: la certificación de biocombustibles para vuelos comerciales regulares podría ser una realidad en 2012 o 2013.
(5) Políticas: la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) desea «que el transporte aéreo alcance un crecimiento neutro en carbono a medio plazo, con miras a un futuro sin emisiones de carbono».
El Boeing 747-8
El avión de carga 747-8, la nueva apuesta de Boeing, que completó su primer vuelo transatlántico efectuado con biocombustible, y aterrizó en el aeropuerto de Le Bourget. Los cuatro motores GEnx-2B de General Electric que propulsan la nave estában alimentados con una mezcla de un 15 por ciento de biocombustible, en forma de aceite natural, y un 85 por ciento de queroseno tradicional (Jet-A1).
La compañía aérea holandesa KLM dispondrá (en solo dos meses) de un vuelo con pasajeros en el que la aeronave se “alimentará” de aceites inservibles para la gastronomía. Anuncia que se utilizará para rutas cortas y que no servirá para todos los aparatos, aunque sí indica que algunos de sus aviones (no se trata de un modelo exclusivo) moverán sus turbinas con un carburante de grasa de cocina reciclada.
El primer vuelo irá desde Ámsterdam a París. Los técnicos opinan que es una travesía ideal para poner en marcha este sistema porque el avión recorre este trayecto en solo una hora.
Sin duda, se trata de una innovación científica aplicada a la aviación que pone en valor el aceite de oliva utilizado, que hasta ahora había sido un problema por su poder contaminante cuando se tira en el fregadero.
De ahí que se recomiende depositarlo en los contenedores habilitados. Además, abre unas nuevas expectativas muy interesantes para la propia industria oleícola, que ya está concienciada de que sus subproductos tienen valor dentro del cambio de modelo energético.
La compañía (KLM) dice que se trata de un paso hacia adelante con vistas a una aviación más ecológica y sostenible. En realidad, el biocombustible será una mezcla del queroseno habitual (Jet-A1) y el aceite que queda en la freidora después de cocinar, por ejemplo, unas papas fritas, unos churros o cualquier otro tipo de alimento.
Sin embargo, no se trata del primer paso de KLM en este ámbito. En 2009, la compañía ya demostró que era posible que un avión Boeing 737 volara con un carburante obtenido de semillas aceitosas de las plantas. En cambio, ahora se da un paso más porque lo que se quiere “quemar” en el aire para que el avión vuele es el aceite que ya no sirve y que constituye un residuo.
De esta manera, se constata que las grasas vegetales, como el aceite de oliva, también ofrecen tremendas posibilidades como biocombustibles. No obstante, siempre queda por ver la rentabilidad para utilizarlas como sustitutas de los combustibles fósiles.
Precisamente, en este proyecto a KLM le “salen las cuentas” y pondrá en marcha los primeros vuelos durante el próximo mes de septiembre.