También se ha relacionado la aparición de este síndrome con la duración del viaje, puesto que aparece sobre todo en trayectos de larga duración, sobre todo transoceánicos o intercontinentales.
La presurización de la cabina y el estado de hidratación, el consumo insuficiente de agua o líquidos y la escasa humedad relativa que existe dentro de la cabina favorecen la deshidratación, con lo cual aumenta la viscosidad de la sangre. También se relaciona la aparición de estos coágulos con la disminución de oxigeno a la que pueden estar sometidos los pasajeros. Se pueden establecer factores de riesgo de padecer este síndrome en aquellas personas que por edad o por la presencia de alguna enfermedad tienden a permanecer inmóviles, padecen una menor masa muscular o simplemente tienen una mayor facilidad para generar trombos (coágulos). Asimismo, la presencia de una circulación venosa lenta o de un sistema venoso profundo alterado predispone también a la formación de estos coágulos
Medidas de prevención:
Es importante levantarse periódicamente para dar algún paseo. Debemos procurar hacer ejercicios con los pies, sobre todo de flexión y extensión, para contraer los músculos de las piernas y favorecer el vaciamiento del sistema venoso profundo. Consumir líquidos abundantes a lo largo del viaje y evitar el alcohol, por su capacidad de aumentar la cantidad de orina.
Conviene no llevar prendas ajustadas y utilizar medias de elastocompresión graduada antes de iniciar un viaje y, si nos consideramos una persona de alto riesgo, consultar al médico sobre cómo tomar precauciones adicionales.